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Rwanda – Agosto 2014

Estamos aterrizando en Rwanda , un año más este continente caótico y fascinante  Africa, que nos tiene enganchados hace años.

Al salir del aeropuerto encontramos el comité de bienvenida, nunca mejor dicho cinco personas , que a pesar de ser muy tarde, nos ofrecen su mejor sonrisa y el inicio  de la hospitalidad que vamos a sentir a lo largo de nuestra estancia en Rususa.

Como llegamos de madrugada no vemos el paisaje en el traslado a nuestro destino, no importa ya tendremos tiempo.

Al levantarnos nos encontramos en un valle verde rodeado de colinas, todo un espectáculo y nada que ver con el África de la imaginación de muchos, pero no por eso menos atractiva.

Por fin de la mano de Solina vamos al centro de salud, donde ponen a nuestra disposición una sala limpia y ventilada, toda una joya en África , para organizar nuestro instrumental.

Como en nuestro vuelo no llegaron las maletas, tenemos por delante tres días para hacer turismo . Otra  vez  Solina lo organiza todo y nos lleva al lago Kivu, que es precioso y al parque de los gorilas, toda una experiencia ,si estás en forma, ya que es una selva boscosa con mucho barro, con lo que la subida es complicada, pero algo que merece la pena.

Al volver a Rususa iniciamos nuestra actividad en el centro de salud, el primer día atendemos a mucha gente con la ayuda de nuestra traductora, otra vez Solina.. Como todo va razonablemente bien  el día siguiente tenemos más gente y asi todos los días hasta terminar nuestra estancia.

El área de trabajo lo montamos con sillas apoyadas en la pared y la esterilización del instrumental gracias a las toallitas  esterilizantes y los esterilizadores químicos, lo del agua en Africa es un verdadero lujo, pero disponemos de agua limpia en un depósito para aclarar  y lavarnos las manos.

Solo podemos realizar exodoncias y tratamientos, pero a pesar de todo para los ruandeses es importante ya que habitualmente no tienen acceso a ninguna atención dental.

Según van pasando los días, las sonrisas de la gente del pueblo se van agrandando y ya no nos miran con recelo y sorpresa como al principio. Algunos, se atreven incluso, a decirnos algo, como si nosotros fuéramos capaces de entenderles, nada más lejos de la realidad, ya que sin la tutela de Solina  nuestra “ cuidadora”   no somos nada, pero eso significa que nos ven como algo próximo en sus vidas.

Una  vez  concluida  la  estancia en Rwanda nos  traemos  lo  mejor,  el agradecimiento de mucha gente su afecto y el sentimiento de haber hecho las cosas bien, aunque unos pocos días, y como siempre los amigos con los que compartimos esos momentos.

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