Crónicas

Gambia – Senegal (2011)

28 de julio, cinco de la mañana, aeropuerto de Barcelona. Así es cómo empezó el proyecto que tanto tiempo llevábamos esperando. Air Brussels fue la encargada de trasladarnos al corazón de África. El viaje fue duro, muchas horas de vuelo, con escala en Bruselas hasta la llegada a Banjul, capital de Gámbia. Mercado de Brikama (Gámbia) Era un viernes a las 3 de la tarde y nos adentrábamos en un mundo completamente nuevo y desconocido. El gambiano Malang fue nuestro primer contacto con el país. Del aeropuerto a su casa, allí nos alojó un par de días, los que aprovechamos para hacer turismo y empezar a comprender la gente, la sociedad y el estilo de vida de quienes serian nuestros pacientes. La mitad del grupo nos fuimos a Senegal para desarrollar nuestra tarea en Kafountine. A pesar de que los quilómetros que nos separaban de Senegal eran pocos, el viaje por aquellas carreteras y a través de fronteras, duró varias horas. Dicho desplazamiento nos lo facilitó Jaume. Él vive en Kafountine, tiene un restaurante y una escuela de alfabetización para adultos. Fue en una de sus clases en las que nos alojamos durante nuestra estancia en el país. Antes de instalarnos pasamos a ver al dentista de la zona para presentarnos e informarle de nuestra tarea en Casamance (región del Senegal en la que se encuentra Kafountine) Nos dirigíamos a la escuela cuando por el camino nos encontramos una fiesta típica africana, con mucha música, colores y alegría, una gran bienvenida! Al llegar, empezamos a conocer al pueblo y a su gente… aprovechando para dar a conocer nuestro proyecto. Escuela de Alfabetización La lengua oficial del país es el francés, aunque no todo el mundo lo habla, es la que fue nuestro vehículo de comunicación con los Senegaleses. El lunes por la mañana tocaba entrar en materia. Nos acompañaron al hospital (a 5 minutos andando de la escuela) para conocer el que sería durante 15 días nuestro gabinete dental: 2 sillones, variedad de material e instrumental y necesidad de una buena sesión de limpieza y desinfección. De manera que a esto dedicamos la mañana. Centro bucodental, hospital Kafountine (Senegal) A partir del martes, empezamos a trabajar, de 9 a 1h aproximadamente. Los pacientes pagaban 1000 CFA (1,50€ aproximadamente) al hospital y así podían ser atendidos. Únicamente realizábamos extracciones, no había la posibilidad de hacer ningún tipo de tratamiento conservador ni protético. Teníamos un buen protocolo de desinfección y esterilización, del que nos encargábamos entre todos. Entre los 4 odontólogos que estuvimos la primera semana, tratábamos una media de 25 pacientes al día. La segunda semana éramos 7, el volumen de pacientes también era mayor. Utilizábamos los 2 sillones y sillas en el pasillo cuando era necesario. Centro bucodental, hospital de Kafountine (Senegal) Mientras, en Gámbia, también se trabajaba aunque a otro ritmo. No había tantos pacientes y no se disponía de sillones, pero con los mínimos recursos también se consiguió llevar a cabo el proyecto de forma muy satisfactoria. Aula en Fandema (centro social para mujeres, en el que se realizan clases de alfabetización, corte y confección y diversidad de actividades educativas. Situada en Tujering (Gámbia) Las tardes y los fines de semana eran para nosotros: visitas a mercados, conocer gente, playa, bares, fiestas de jambés, largas excursiones (en barca, bicicletas, motos, gelli gelli’s, taxis, andando…) bajo el sol, la lluvia… y puestas de sol espectaculares… Puesta de sol, playa de Kafountine (Senegal) Las comidas eran peculiares, o nos cocinaban el típico plato Senegalés (arroz con pescado frito), o comprábamos pan y atún para preparar bocadillos. Las cenas en el restaurante de Jaume eran bastante más apetitosas. En 15 días no se puede arreglar el mundo… ni en un mes ni en dos. Sabemos que para solucionar los problemas de estas poblaciones es necesaria una educación y una formación de base. Pero con nuestro trabajo, sí podemos aportar un granito de arena a algunos de quienes más lo necesitan, conseguimos aliviar el dolor de decenas, quizás algún centenar de personas, y con ello nos llevamos una enriquecedora experiencia profesional y sobretodo personal. El equipo muy bien custodiado… (Hospital de Kafountine, Senegal) Montse Robiró Odontóloga mrobiro@gmail.com
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Alitena (Etiopía) – Agosto 2011

El pasado mes de febrero nos contactó a Dentalcoop, el Dr. Ferrán porque quería ir a cooperar como dentista al Hospital de Alitena (Etiopía). A partir de aquí conocimos Javier Varela (medico de Lérida que ha creado la ONG: nto-no te olvidare) que es quien patrocina este hospital y el Dr. Alberto Pérez-Porro se comprometió con él a montar una clínica estable. Alitena es un pequeño pueblo al norte de Etiopía, en la región de Tigray, concretamente en la comarca de Irob. Es una zona muy deprimida en medio de montañas y además muy castigada por las guerras que se mantuvieron con Eritrea en los años 90. El hospital está dirigido por monjas de la orden Sisters of Charity y son todas del país. El patio del hospital (estaban haciendo obras de ampliación) Fuimos cargados con los aparatos, instrumental y material para montar una clínica dental allí, todo financiado por NTO. Las monjas estaban muy ilusionadas pero en la aduana de Addis Abeba nos abrieron todos los bultos, meticulosamente, y no nos dejaron entrar la mitad de los mismos. Los tuvimos que dejar allí para intentar hacer las gestiones necesarias para poder rescatarlos, tras una serie de papeleos, o bien llevárnoslos de vuelta a España. Que es lo que tuvimos que hacer a la vuelta porque no conseguimos superar todos los trámites. Si en algún otro país nos hemos enfrentado a alguna burocracia tan estricta, no lo recordamos El trayecto de Addis Abeba a Alitena fue arduo. Volamos a Mekele con la idea de comprar allí un compresor y un sillón de barbero para trabajar. Nos alojamos cerca de allí, en Wukro, en el complejo que tiene montado el Padre Ángel Olarán (Abba Melaku), con un programa de atención para huérfanos, escuela y un proyecto de desarrollo rural. Es una persona cálida, afable y con sentido del humor. Ahí tuvimos la suerte de conocer a un voluntario veterano en estas tierras: Juan, conocido allí como “ToJuan”. Un hombre, manitas, capaz de arreglar lo que le pusieran por delante. ( To Juan quiere decir en tigriña: “chinche”, je, je) Montando la clínica  Con ToJuan y con Carla, voluntaria de NTO, recién llegada a Wukro, nos fuimos para Alitena. La acogida de las monjas fue calurosa, Sister Biserrath (la superiora), Sister Desta (encargada del hospital), Sister Tiguist (encargada del parvulario). Compartimos con ellas una cena de bienvenida con injera (la base de las comidas etíopes, una especie de pan hecho con harina fermentada) y estuvimos alojados en su casa todos los días. Con todas las comodidades, a nivel etíope, agua, luz, limpieza... Al día siguiente vimos el espacio que nos habían destinado para montar la clínica con luz eléctrica y con un lavabo: perfecto!... Sólo que la luz llegaba tan débilmente que no se podía usar el compresor y el agua no llegaba a las tuberías… Pero la gran alegría fue que había un sillón de dentista de los años 50, calidad inglesa, precioso y que funcionaba mecánicamente a las mil maravillas. No hemos acabado mas arriba de explicar que no encontramos el de barbero en Mekele. Pero Alberto estaba encantado!!! Por la tarde ya se pudo hacer alguna extracción y limpiezas. Estaban Alema, con formación sanitaria, que está haciendo las funciones de dentista local, con Alberto, y Elías un joven que hablaba muy bien inglés y nos hacía de traductor. Como ayudantes, Carla y Gloria, sin experiencia previa, pero apañadas. Fabricando el depósito de agua ToJuan consiguió armar un depósito con agua para los ultrasonidos, También nos pusieron un artilugio metálico con depósito y palangana para lavarnos las manos y, esperamos que en breve, se pueda solucionar la llegada de electricidad con la potencia adecuada, fabricar un soporte para el aparato de Rx, fabricar un foco para iluminación de campo, así como el tema del agua. ToJuan nos prometió, cuando nos fuimos, que lo intentaría y estamos seguros de que lo conseguirá…!!! El material que tuvimos que acarrear de vuelta, esperamos volver a mandarlo este mes de septiembre. Ya tenemos algún voluntario interesado en ir a trabajar allí en octubre. Conseguimos el contacto adecuado en la secretaria del obispado de Addis Abeba para hacer correctamente los trámites de entrada. Por otro lado, hemos acordado con otra ONG: Etiopia Utopía, que opera en Wukro, incluir en su programa de formación de personal dental, reconocido por el gobierno, una persona que en el futuro pueda prestar una atención permanente en Alitena durante los periodos en que no vayan voluntarios. Atendiendo a un paciente  Hemos conocido un país precioso, con unas gentes de una excepcional calidad humana, y con una cultura milenaria fascinante. Además de las religiosas de Alitena, queremos destacar a la superiora de la zona de Tigray, Sister Medhin, una gestora absolutamente eficiente, con quien estuvimos en Mekele. Posiblemente, la clave para solucionar cualquier problema administrativo o de gestión que se nos pueda plantear en el futuro Con dolor de muelas  Gloria
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Barsaloi – Verano 2011

África Digna, organización que colabora con Dentalcoop, nos han pedido a 2 odontólogos con experiencia, para el próximo mes de julio 2011. Sería para trabajar en el ambulatorio de Barsaloi (Kenia) que dispone de un sillón dental. El alojamiento sería en el mismo centro. Barsaloi es una aldea que se encuentra en el norte-centro de Kenia, cerca de Maralal. Esta poblada, principalmente por la etnia Samburu. Son pastores seminómadas, por lo que viven en pequeños poblados (manyatas) dispersos. El ambulatorio de Barsaloi está regentado por monjas teresitas. También hay unos religiosos de la congregación javeriana que se dedican a la enseñanza. A través de unos y otros, se difunde entre los habitantes de la zona la noticia de la llegada de los dentistas. Por lo que conviene estar preparados con antelación. Si te animas a ir, ponte en contacto con nosotros www.dentalcoop.com
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Crónicas desde Haití – 13 de Abril 2011

Primero Mes. Hola a todos, colegas. Estoy muy contento de poder informarles que nuestro proyecto en Haití, Port au Prince está en marcha. El primer mes no fue nada fácil, tuvimos varios problemas. Perdimos mucho tiempo útil con estos imprevistos, pero es algo que tenía en cuenta. Acá nada funciona bien, no podía ser tan optimista y esperarme lo mejor. Las primeras dos semanas fueron poco productivas, por unos problemas administrativos de Food for the Poor y también por eventos como el carnaval, las elecciones y la huelga del trasporte por el aumento del coste del barril de petróleo. Interesante evidenciar como los problemas en la Libia tienen efectos negativo acá también. Los “simpáticos” americanos han subido el precio de la gasolina de un 10% de una sola vez. Son de verdad un pueblo lleno de humorismo, ya que se proponen como los salvadores de los haitianos de lo cual ellos mismo se aprovechan. Pero intento dejar de ser crítico, intento… Hace dos semanas conseguimos empezar a trabajar, con el entusiasmo similar a los de los niños en un día de Navidad. Justo en el primer día nos encontramos con el compresor roto y las dos lamparas para polimerizar dañadas por un problema de electricidad. La corriente pública no es continua, todo el día. Todas las actividades comerciales o autónomas, poseen un generador para asegurar la electricidad cuando falta. Esto nos crea un poco de dificultad. Además la corriente es a 110V, un solo enchufe tiene la 220V, así que no hay otra opción que enchufar todo en el mismo. Sin embargo yo, Marie Rose y Mirlande (nuestra enfermera) queríamos llevar por adelante el proyecto y nos decidimos de seguir. Trabajando sin compresor solo podíamos hacer extracciones y limpiezas, y así hemos empezado. Por suerte no hemos decidido de esperar un técnico por arreglar el compresor. Han tardado diez días en llamar uno, y solo después que he tenido que enfadarme. Ahora el compresor funciona, pero es el aspirador a crearnos problemas. Nuestras colegas tienen mucho cuidado con la profesión, gustan de trabajar y de aprender, ayudándome en mi difícil tarea de formador en la práctica clínica. Nuestra colega Marie Rose es una chica amable y muy calma. Muy educada y respetuosa, es un placer poder verla aprender cada día más. Mirlande es muy atenta a lo que voy diciendo y aun que tenemos un problema de comunicación (ella no habla castellano, yo no hablo creole) conseguimos entendernos. La verdad es que tuvimos suerte, el equipo de trabajo es bueno. El horario de trabajo que nos han dado es un poco anómalo, desde las h11 a las h15. Claro que 4h por día, con ttodas las dificultades que encontramos en el camino, no son muchas. Nos han dicho que no es posible trabajar más tiempo. Estoy seguro que las conseguiré dejar con las capacidades para llevar autónomamente el proyecto. Me concentraré en las disciplinas de dcirugía y conservadora, dejando un poco la endodoncia y la prótesis. No hay tiempo para dar una buena formación completa, prefiero entonces concentrarme en dos grandes disciplinas de la Odontología. Espero que alguien de vosotros se anime, yo dejaré todo listo para que los próximos voluntarios puedan optimizar el tiempo a disposición para la parte protésica y la endodoncia. Quiero que sea claro que visitar este país es una muy buena experiencia y lo aconsejo. Es un país complicado, sin dudas, pero el lugar de trabajo es en un sitio muy seguro y el lugar donde nos hospedan por nuestro servicio es un sitio hermoso, en el medio del campo con paz y tranquilidad entre bananeros y mangueras. Hay espacio para quedarse leyendo a la sombra de un árbol, hacer deporte, tomar una Prestige (cerveza haitiana) en compañía de quien vive en este centro. Saliendo de PauP todo cambia, es una isla hermosa….pero os contare’ estos detalles en la próxima carta. Las fotos se refieren al lugar donde vivo, una verdadera oasis. Bueno, solo me queda saludar una amiga e colega italiana, Meri, que ha donado al proyecto material quirúrgico, imaginando que nunca sería suficiente. Mil gracias!!! A presto. Luca
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Guinea Ecuatorial – Marzo/Abril 2011

Marzo/abril 2011 Todo empieza el día 24 de marzo de 2011 cuando de Barcelona vía Zurich aterrizamos en Yaoundé (Camerún). Nuestra primera experiencia en África, nuestra primera experiencia con Dentalcoop, y lo más importante nuestra primera experiencia cursando 2º de Odontología en la UB. Ya sé que muchos se preguntaran qué podíamos hacer en Camerún y en Guinea Ecuatorial sin tener nada de experiencia, pues voy a contestar a esa pregunta. En primer lugar, íbamos junto al Dr. Alberto Pérez-Porro y esto a nosotras nos dio confianza, para mi poder llegar a Yaoundé y más tarde a Ebibeyin, y compartir las satisfacciones y alegría de los pacientes a los cuales se les alivia cualquier dolor dental (caries, abcesos, etc) ya era suficiente. . Pero ha sido mucho más: hemos ayudado con el material e instrumental, hemos dado soporte a muchos pacientes que entraban a la consulta temblando de miedo, hemos explicado a los niños cómo han de cepillarse los dientes, hemos aprendido cosas que en el entorno universitario son difíciles de aprender como son: el agradecimiento que te dan estas personas por el mero hecho de ir allí y arreglar una caries o extraer un diente; y lo que es más importante, hemos crecido como personas. El viaje es duro pero gratificante, siempre surgen problemas como la falta de electricidad (se estropeó el compresor y no se podía utilizar el material rotatorio) y otros muchos pero al final todo tiene solución. Tras pasar tres días es Yaoundé viajamos hacia Ebibeyin, toda una aventura (en ambulancia del hospital como medio de transporte, durante tres horas hasta llegar a las monjas hospitalarias) allí hay un sillón dental, y empezó el plato fuerte: viendo pacientes desde las 8 de la mañana hasta las 17h, mucho calor, pero todo era positivo, hasta la comida que nos prepararon buenísima! Esta es la crónica de una estudiante de 2º de Odontología, de su experiencia y vivencias con Dentalcoop, y desde aquí animo a las personas que no desaprovechen, si tienen la oportunidad de alguna vez ir a ayudar a otras personas, pues aunque sea un pequeño grano de arena, vale la pena. Macarena.
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Cooperante en Senegal – Julio’10

Siendo esta mi primera experiencia como cooperante, y tras una organización rápida y papeleos llegamos A brikama – Gambia. Fuimos recibidos en casa de Malang, un lugar muy agradable dispuesto tanto para turistas como cooperantes. Después de una noche allí, nos llevó media mañana visitar un poco aquella ciudad un tanto caótica. Posteriormente continuamos el camino a Thionck- essyl, un pueblo situado al sur de Senegal, a una hora y media de brikama creo recordar. A partir de ese momento nos esperaban dos semanas de lo que se suponía intenso trabajo. Llegado el primer día ya encontramos una serie de complicaciones que describiré más adelante. Sin embargo, como hecho agradable y afortunadamente para los lugareños (gracias a la ayuda humanitaria prestada en diciembre del 2009 por parte de dos compañeros), este pueblo tenía desde marzo por primera vez en su vida un odontólogo local, que prestaba sus servicios en el hospital. El odontólogo solo podía realizar exodoncias, por culpa de un compresor que no funcionaba, turbina y material de obturaciones; de endodoncias poco, siendo esta una asignatura que compete allí a los cirujanos y no a los odontólogos generales. Volviendo a las complicaciones, una es el precio que tienen los lugareños para el tratamiento dental. Se suponía que una vez estando allí, lo hacíamos todo gratuitamente por lo que se llevó mucho material para intentar trabajar lo máximo posible. Nos quejamos por ese detalle pero se siguió cobrando lo que lógicamente disminuyó en gran medida nuestro trabajo. Esa situación la vivíamos cada día salvo uno, en que hicieron un huelga nacional y aprovechamos para trabajar gratis… Con el odontólogo no tuvimos inconvenientes para trabajar, pues nos turnábamos y era un hombre muy receptivo y estaba muy agradecido con el material que llevamos. Otra de ellas fue un compresor nuevo que ya existía y por el mal trato no servía, después de un arreglo, un par de días funciono y se consiguió hacer alguna que otra obturación, pero éste duro poco. Aún así todo fue bastante bien, el sillón funcionaba y aprovechábamos cuando había luz y agua, porque no sabías en qué momento se iba. Como terminábamos bastante pronto por la falta de pacientes, nos dedicamos algunos días a realizar una charla rápida sobre prevención, sobre todo a madres. He de decir que yo lo soy y me partía el alma ver los peques con todos sus dientes cariados. Esta experiencia ha sido muy gratificante y espero poderla repetir. De la gente allí decir que son muy amables, muy educados y en ningún momento sentí peligro de nada, esto último lo digo porque sé que muchos no viajan por miedo, un dato curioso es que en este pueblo no hay ni un policía, están acostumbrados a solucionarlo todo con el diálogo. Desde aquí me gustaría invitarlos a que participen en cualquier proyecto solidario, ellos ganan mucho con poco , ver los niños agradecidos, que te sonríen y saber que has hecho algo por ellos es muy gratificante. Son muchas cosas que contar pero mejor que viváis la experiencia. Agradecer a mis compañeros de viaje Iñigo Y Olivier que fueron mis guías, ayudantes y traductores y a “ Solo” su nombre de pila un chico Senegalés, que fue gran compañero y buen guía, con el hacíamos las charlas ya que hablaba aparte del francés el idioma local y por supuesto agradecer a dentalcoop. Dra. Lorena Arteaga L.
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A propósito de las bocas de Batibó (Camerún)

Rondaban ya los últimos días de febrero del presente año 2010. La jornada me había llevado, una vez más, a intentar dilucidar la razón de la desventura dental de uno de mis pacientes. Me encontraba valorando elementos cualitativos de su dolor, jeringa tres usos en mano, cuando, de repente, sonó mi teléfono. No lo cogí. ¡Por supuesto! No me fue necesario traer a colación ningún predeterminado precepto derivado de código deontológico alguno. Simplemente, apelé al respeto que debemos profesarnos unos a otros, y más, en una relación tan especial cómo es la que nos une a nuestros pacientes. Ahora bien, en ningún momento quiero pecar de presuntuoso. ¡No, no! Por el contrario. Debo confesar que ante el acento argentino o el pelo engominado de alguno de mis pacientes, puedo abandonar este mundo para sumergirme en profundas reflexiones internas respecto a lo apretado de nuestra liga de fútbol. “¿Cómo me ha dicho que se llamaba? ¿Leo Messi? ¿Cristiano Ronaldo?…” ¡Qué profesionalidad! Por suerte, la vuelta a la realidad siempre me sorprende en lapsos de tiempo razonables e, independientemente del color de la virtual camiseta de mis pacientes, intentó dispensarles indistintamente lo mejor de mis mañas odontológicas. El día transcurrió entre pacientes diversos hasta que, por fin, acabé con mi laborar diario. Me vino a la mente la llamada recibida ¿Quien sería mi frustrado interlocutor? Era el Dr. Alberto Pérez Porro. ¿Qué querría? Lo llamé de inmediato. La conversación fluyó simpáticamente. Finalmente me hizo una petición: ¿por qué no redactas un escrito que refleje tu experiencia en Camerún? Fue “colgar” el teléfono y hacérseme patente la gran capacidad que tiene el tiempo y el “modus vivendi” aquí imperante para atenuar las sensaciones que la vida me depara. ¿Había estado realmente en Camerún el pasado verano? ¿Estaban fundados mis recuerdos en una fantasía onírica? ¡Pues no! Ahí estaba mi Canon Digital Ixus 60, con su tarjeta de memoria SD de 2 GB, para ponerme de manifiesto que en las fotos tomadas en julio y agosto predominaban los paisajes selváticos, las gentes de raza negra y, en alguna que otra, un personaje con bata, máscara y guantes enfrentándose a bocas con tez muy pero que muy morena que, casualmente, se parecía a mí. Definitivamente: todas las pruebas parecían indicar que, efectivamente, el verano pasado anduve por un país africano. DE CÓMO EMPEZÓ TODO. Finalmente fui recuperando mi memoria. ¡Sí! ¡Era cierto! En verano del 2009 había estado en Camerún. Todo arrancó cuando en enero del pasado año contacté con el Dr. Pérez Porro poniéndome a su disposición en relación a los proyectos de atención odontológica internacional que desde DENTALCOOP vienen impulsándose de un tiempo a esta parte. De hecho, el año 2007 estuve en Guinea Ecuatorial durante tres semanas de la mano de la referida organización. Lo vivido allí me impulsaba a repetir. Ahora bien, las cosas habían cambiado. Mientras que en el 2007 viajé a Guinea junto a otro compañero dentista, en el 2009 debía hacerlo junto a estudiantes de cuarto curso de odontología que se habían implicado en el proyecto. Pues bien, ya sólo se trataba de escoger entre los destinos posibles, a saber, Kenya, Senegal, Guinea, Haíti, Camerún… Kenya parecía ser mi primera elección, pero mi paupérrimo nivel de inglés me llevaba a la duda. ¡Uf! ¡Qué pereza! Si a veces soy incapaz de alcanzar el fondo de la cuestión en pacientes que me hablan castellano o catalán… ¡cuan difícil podría llegar a serlo en inglés! ¿A dónde dirigirme pues? La practica de una extracción, en el centro de atención primaria, dónde llevo trabajando ya hace unos años, diluyó todas las dudas que tenía respecto a mi destino. La presión del fórceps sobre un molar inferior deterioradísimo por la caries llevo a su fractura y al vuelo de un fragmento coronal por los aires de la consulta. Siguiendo con la mirada al tejido cariado volador, me cruce con ese póster. ¿Se acuerdan Vds. de la campaña impulsada por nuestro COEC, apoyada por Licor del Polo, que intentaba fomentar una buena higiene oral entre nuestros pacientes? ¿Se acuerdan de quién la protagonizaba? Si su memoria también les traiciona les diré que era… Samuel Etto´o. Ahí estaba “Samu”, en ese póster de campaña, dentífrico y cepillo en mano, recordándome que él era camerunés y que hablaba francés. ¡Vaya, vaya! ¡Mi francés no es gloria, pero algo mejor que mi inglés es! Decidido estaba. Llamé al Dr. Pérez Porro y concretamos. Destino: Camerún. Acompañantes: Joana Magalló, Meritxell Martínez y Verena Jurán. Un encuentro con ellas tres sirvió para adquirir los billetes Barcelona-Casablanca-Douala (ida el día 19 de julio, vuelta el 19 de agosto), empezar con las ineludibles gestiones de los visados y decidir que de nuestra estancia, 20 los destinaríamos a “bocas” y los otros 11 a viajar un poco por esas tierras. Alea jacta est. DE LAS DOS TRAICIONES DE ETO´O Pronto empecé a descubrir que Eto´o no era mi ángel de la guarda. Primera traición: Batibó. Ese era nuestro destino. Se trata de una localidad ubicada en el centro-oeste de Camerún, dónde se habla, además de las lenguas vernáculas africanas, el inglés. Pero… amigo “Samu”, ¿no me “dijiste” que en Camerún hablabais francés? Olvidó decirme que después de la Segunda Guerra Mundial, el actual territorio camerunés fue objeto de reparto entre los bandos ganadores europeos, o sea, Francia y Gran Bretaña, que desalojaron de allí a los vencidos alemanes. Francia se quedó con la mayor parte del territorio conocido actualmente como Camerún mientras que Gran Bretaña se agenció una pequeña parte de la zona occidental del actual país. Parece ser que mi destino estaba escrito: comunicación gestual acompañada de circenses intentos con el inglés (y digo circenses por la comicidad de los payasos que no por la elegancia de los equilibristas …). Aún suerte que mis compañeras de viaje ponían un poco de orden a mi circo lingüístico. Desde aquí, gracias. Y si por fuera poco, Eto´o me sumió en otra pequeña desgracia. ¿Cómo se le ocurre formalizar su fichaje por el...
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Cronica Camerún – Julio 2010

Aquest juliol passat hem volgut emprendre un viatge molt especial per terres africanes i com a destí hem escollit el país de Camerun. Hem estat un grupet de quatre joves odontòlogues que hem sortit des de Barcelona amb moltes ganes de donar-ho tot per aquella gent que ho necessita. Tot ha estat possible gràcies al recolzament de Dentalcoop amb la que ja col·laboràvem aquí a Barcelona i també gràcies a la Fundació Recover de Madrid que ens ha ajudat tan. Ambdós excepcionals. Ha valgut la pena passar quasi un mes de la nostra vida en contacte amb gent camerunesa tan com a experiència personal per donar-nos compte del món en què vivim i de les diferents cultures que ens podem trobar, com per l’assistència bucodental que hem pogut realitzar. Però no només per això, un dels nostres objectius ha estat donar la millor assistència bucodental durant la nostra estància i així ho hem fet. Després de mil batalles que ha tingut l’Alberto Pérez-Porro per poder arribar a muntar equips dentals i fer-los arribar allà en bones condicions i sense que hi faltés cap peça, s’ha pogut fer una bona tasca assistint al major nombre de “negritos” possibles durant aquest mes de juliol. Hem pogut treballar de valent en dos hospitals, un a la capital, Yaounde, Hospital Saint Martin du Porres i a cinc hores, quasi tocant a Nigèria, Hospital de Bafoussam, a la barriada de Djunang, totalment diferents un de l’altre, tan per l’organització com pel nombre de personal, volum de pacients i estil de vida de la gent. Ara sí, tots ells amb un respecte increïble, sempre amb el “Mama”, el somriure i el “Gràcies” a la boca . Un dels casos que ens va impactar més va ser una nena de 10 anyets que quasi no podia obrir la boca, amb dolor molt intens, inflamació facial…vaja, una cel·lulitis monumental a la que vam haver de recórrer al desbridament facial com a part de solució. Doncs després de passar la mala estona al “quiròfan”, ja us ho podeu imaginar, quan vam acabar no ens deixava la mà i no parava de dir mil cops gràcies de lo agraïda que estava de que l’haguéssim ajudat. Imagineu-vos la mateixa situació amb un nen o nena blanc d’aquí Espanya. Tan a un hospital com a l’altre hem estat treballant moltes hores i quasi sense parar, però es que era tal l’alegria i el servei que donàvem a la gent camerunesa que no ens deixava parar el ritme frenètic que dúiem. Us imagineu a les consultes d’aquí estar quasi 12h atenent a pacients perquè la cua de gent comença a les 6 del matí i encara a les 6 de la tarda encara hi ha gent esperant??La lluita era constant, amb positivitat i amb ganes fins i tot d’arribar a diagnòstics sistèmics amb ajuda de probes mèdiques a través simplement d’una exploració bucal, tal i com varem fer amb una nena d’ 11 anys a la que li vam fer el diagnòstic de VIH+ quan es veu que la seva mare ja feia temps que ho sabia i no hi havia ficat remei. Bé, totes les experiències viscudes van ésser reconfortants i divertides, cal dir que fins i tot vam sortir ballant a un videoclip d’un cantant famós de Camerun que estava rodant a dalt del turó del Palau de congressos de Yaoundé!Com veieu va haver-hi moments per tot! I així mil historietes podríem estar explicant, però el més important és que hem pogut continuar el treball d’altres voluntaris i així poder ficar un granet de sorra en el nostre camp, el de l’odontologia. Així que us animem a tots i a totes els/les professionals de la salut que heu pensat o no algun cop en aquest projectes tan macos de voluntariat en països tan apassionants com aquests, fer-ho realitat, perquè de veritat que no només us encantarà si no que hi voldreu tornar a curt termini. Una altra cultura, un altre món, però tot meravellós. Molts agraïments a Alberto Pérez-Porro per tot l’ajut en tot moment, a la Macrina de la Fundació Recover, la Cristina, metge i directora de l’Hospital de Saint Martin du Porres de Yaounde, a la Mirtha, la directora de l’hospital de Bafoussam i al nostre company de viatge, i amic murcià, metge, David García Azorín. Moltes gràcies a tots! Jessica Carbonell Mongay
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Senegal 2009

Los preparativos de este viaje duraron meses durante los cuales trabajamos con esmero en la recogida de material. Todos se volcaron y contagiaron con nuestra ilusión: depósitos dentales, farmacias, amigos… Todos querían colaborar. Nuestra primera etapa de la colaboración fue en Ossouye, gracias a las gestiones de la Dra. Elena Barraquer, ya que ella colabora en ese hospital desde hace tiempo. Cuando llegamos al hospital de Ossouye, el dentista que trabaja en él nos dijo que habíamos ido en mala época (al ser temporada de lluvias que es cuando recolectan el arroz) y que tendríamos pocos pacientes, pero que él nos llevaría a pueblos de alrededor para hacer lo que pudiéramos (llevábamos un equipo dental portátil). Esto nos desanimó un poco pero decidimos ponernos manos a la obra y esa tarde la dedicamos a organizar todo el material (unas 25 maletas) y a pasear por el pueblo para hacernos propaganda entre la gente, explicándoles que éramos los dentistas y que estábamos allí para trabajar “gratis” (ellos tienen que pagar cualquier tratamiento dental y les resulta muy caro). También pusimos carteles anunciándolo. Al día siguiente el Dr. Sambou (el dentista), no sé por qué motivo, cambió de opinión y nos cedió su gabinete para poder trabajar. También nos dejaron otro pabellón ya que en una sala no cabíamos todos (éramos 9 dentistas, de los cuales 8 eran estudiantes que habían acabado 4º curso,1 protésico,1 enfermera y mis tres hijos que hicieron de ayudantes). En cuanto corrió la voz de que había dentistas “gratis” fue un “sin parar”. Llegábamos a las 9 de la mañana y algún día acabamos a las 9 de la noche, descansando solo para salir a comer al bar donde Williams (dueño del campamento Les Bolongs, donde nos alojamos mi familia y yo) nos traía la comida a la hora acordada invitándonos algunas veces . Estaba agradecido porque les hicimos tratamientos de odontología y también prótesis removibles a varios miembros de su familia. Nosotros lo estamos más todavía por lo mucho que nos hizo sentir “como en casa”. El resto del grupo se alojó en el internado Joseph Faye donde el Padre Josep Artigas (catalán) nos acogió de maravilla y nos enseñó lo primero que debes aprender al llegar a África: a tener PACIENCIA, imprescindible en un país en lo que todo va a su ritmo, a “ritmo africano” como bromeábamos nosotros. Durante los días de trabajo todos tuvimos ocasión de ayudar, incluso los que no eran dentistas lo hacían en tareas como limpieza y desinfección del instrumental, organizando la lista de pacientes, aguantando a los bebés cuyas madres estaban siendo atendidas o dando la mano a aquel paciente que estaba muy angustiado. También teníamos colaboradores nativos que nos ayudaban en la traducción a los que no entendían el francés (ellos hablan diola). Lo único “malo” es que se enamoraban de las chicas de nuestro grupo y les decían “Je t’aime beaucoup” al cabo de nada de conocerlas. Algunos pacientes venían con sus hijos andando más de 13 km. para ser visitados. Aunque la cola ese día fuera interminable no éramos capaces de decirles que vinieran otro día y siempre sacábamos fuerzas para poder atender uno más. Nuestros colaboradores locales nos acompañaban a todas partes. La gente por la calle nos paraba para saludarnos y agradecernos nuestra labor. Alguna tarde, a última hora fuimos al orfanato de Oussouye a jugar con los niños. ¡Impresionante!. ¡Era una invasión!. Todos querían besarnos y jugar con nosotros. También aprovechando la estancia en Cassamance fuimos 3 días al hospital de Thionk Essyl a colaborar porque así nos lo pidió la Dra. Teresa Sellés, cirujana que colabora en ese hospital durante el verano. Tampoco habían tenido nunca dentistas voluntarios y nos esperaban con mucha ilusión. ¡Jamás habíamos visto tantas cucarachas ni tan grandes como en el recinto del hospital!. El director nos trató de maravilla. Tiene un sillón dental por estrenar que le regaló el gobierno. Estaba empaquetado en una sala y quería que lo dejáramos preparado para poderlo instalar y así dejar una base para futuras colaboraciones. Creo que lo hemos conseguido. En Thionk Essyl nos invitaron a una fiesta tribal en medio de la selva. ¡Alucinante, maravilloso disfrutar de este espectáculo! El jefe de la tribu nos preparó sillas para que estuviéramos cómodos como si fuéramos personajes importantes. Nos intercambiamos direcciones y ya nos han llegado las primeras cartas para que no les olvidemos. ¿Cómo podríamos hacerlo?. Lo que ellos no creo que sepan es lo mucho que nos han ayudado a nosotros. Ya no somos los mismos. Una parte de nuestro corazón sigue allí. Trabajamos en total 9 días en Ossouye y 3 en Thionk Essyl, atendiendo una media de 50-60 pacientes al día en Ossouye y algo menos en Thionk Essyl (porque aquí fue un viaje para ver qué podíamos hacer en el futuro), realizando básicamente exodoncias. También pudimos hacer alguna obturación estética y 10-15 raspados. En cuanto al tipo de patología, un poco de todo: mucha enfermedad periodontal, mucho sarro, niños con muchas caries y muchísima necesidad de prótesis. Nuestro protésico pudo hacer 4 removibles. Cuando la gente le veía trabajar le decían: “Yo también quiero uno”. A pesar del calor, de los mosquitos (los “malarios” como les llamaban los estudiantes), de las incomodidades y del cansancio, QUEREMOS SEGUIR. Los niños senegaleses nos han enamorado. No importa que vayan sucios, con mocos o con el cuero cabelludo lleno de micosis. Les hemos enseñado hasta catalán, pero ellos nos han enseñado algo mejor: a reír. ¡Menuda terapia! Kira Franch Barri.
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